3.9.07

Teacher's course

Hoy tuve mi primera lección del teacher's. Nuestra insigne profesora hizo todo lo posible por perder la mayor cantidad de tiempo posible en estupideces que no tienen que ver con la clase. Cuando uno está en la escuela, este detalle se agradece (así le da la opción al alumnado de disfrutar el último estreno cinematográfico en vez de presenciar cómo el profe pregunta idioteces como por qué escogiste esta carrera, cuales son tus pasatiempos, etc.) Pero cuando uno paga por esas lecciones, es un fraude. Qué bueno que yo estoy becada.

La propuesta

¿Te quieres casar conmigo?- dijo con esas manos temblorosas de asmático reformado, con las fosas de la nariz infladas, la vista fija en mis ojos para notar cualquier señal en cualquier sentido, el gesto serio, con la solemnidad del caso –Sí, dije sin que hubieran transcurrido más segundos de los que pudieran indicar duda, sin que en el tono de voz hubiera temblor de incertidumbre, los ojos fijos sin parpadear. Después ya se sabe, preparativos de manteles y servilletas, llanto materno, protocolo de manicura, angustia económica y tiendas de electrodomésticos; borracheras de soltera que jamás me hubieran perdonado mis padres en cualquier otra circunstancia; además, buscar trabajo, terminar el último semestre de la carrera y convencer a todo mundo de que no estaba embarazada. ¿Y entonces por qué te casas?- pregunta el cajero del restaurante-cafetería con cuyo sueldo acumulado semana a semana fue posible la adquisición del refrigerador y la supervivencia por casi dos años –Pues porque en teoría uno se casa por amor, ¿no?

consejos de una mujer casada

Hay una cosa realmente terrible de estar felizmente casada a los 26 años: que tus amigos no lo están, obviamente, según ellos, porque decidieron otras cosas: estudiar la maestría, entregarse a la reflexión existencial, unirse a la lucha por los derechos de los indígenas, irse a España, hacer mucho dinero, escalar en las jerarquías de sus trabajos, volverse gigolós o simplemente cambiar de orientación sexual. Por lo tanto, no se hacen las mismas preguntas que yo, no tienen los mismos conflictos que yo, ni la misma experiencia. Y dado que este es un blog de autopublicación en donde yo misma valido mis textos, valido curricularmente mi experiencia como mujer casada.