30.8.07

¡Femio!...

Una tarde en la que el sol se resiste a ocultarse entre las esporádicas pero densas nubes fui a entregar unos bocadillos a la casa de la señora M. Era muy joven aún, no tenía ni siquiera la mitad del enganche del restaurante, y hasta ahora no contaba con ningún socio. Cocinaba desde muy temprano sin bañarme, y a las tres en punto toqué el timbre de la casa, ya perfumada y con uno de mis vestidos favoritos. La señora M. me recibió el paquete, y me hizo pasar a la sala mientras buscaba el dinero para pagarme. Era una casa bastante acogedora, muy limpia, con piso de madera. Las paredes estaban pintadas con colores cálidos, naranjas y beiges, y unas cuantas plantas sin flores en algunas esquinas. El sol entraba a través del velo de las cortinas de gasa. Escuché unas voces y pasos dentro de las recámaras del primer piso. La señora bajó para entregarme el dinero, mientras me preguntaba por la salud de mi madre. Escuché que alguien bajaba las escaleras a mi espalda. La señora M. dijo –Anna, permíteme un momento, deja que la niña se vaya. Volteando para esperar encontrarme con una hija un poco mimada, descubrí el rostro de un hombre quien me miraba con una cara interrogante, que seguramente era el espejo de la mía. Era joven, y muy guapo. Me atrajo tanto su cabello oscuro, despeinado, su ceño fruncido, los hoyuelos de sus mejillas, que sentí una reacción sexual inmediata, poderosa; tanto, que llevé las manos cruzadas hacia la entrepierna, como deben hacerlo los hombres para cubrir una erección involuntaria, penosa.

Common people vs multimillonarios y primer mundo

Si alguno tiene el privilegio de tener una línea telefónica contratada en telmex, espero que no tengan la necesidad de hacer una reclamación: ¡El número de atención a clientes no sirve! Cada vez que he llamado para cancelar el servicio de identificador de llamadas, que no uso, me cuelgan. Lo cual me hace pensar en cuánta razón hay en que sea la compañía más demandada del país por los consumidores, y cómo es que Slim gana 14 millones y pico de dólares por segundo, mientras que gente común y corriente como yo perdemos 25 pesos mensuales en un servicio que ni siquiera contraté. El problema es, si los demando, perderé mucho más que esa cantidad en todo el proceso legal, pero si no, seguiré contribuyendo a que México cuente entre sus ciudadanos al hombre más rico del planeta. Me pregunto si la gente común de los países de "primer mundo" sufren del mismo problema. Así que no me queda más que mentar madres en mi blog, mientras uso el servicio de internet auspiciado por la misma compañía.

¿Por qué la literatura, y el arte en general, no tiene validez social hoy en día? Porque no tiene validez económica. Pero además de ello, los artistas han tenido la culpa del desprestigio: después de todas las estupideces que se hicieron bajo la bandera de las vanguardias –cuando ya no lo eran- y la unión mental que tienen muchos entre ser rojillo y andar en el rollo artístico, en la era del capitalismo más cruel pensar en la belleza y hacer creaciones artísticas es una completa pérdida de tiempo –y de dinero, claro está.