31.8.09

Drugs!

Dicen que los fetos en el vientre materno están drogados para dormir mientras crece su cerebro. Dicen que, cuando nacen de forma natural, una descarga de una droga que nadie toleraría después se libera para soportar las nuevas circunstancias que rodean al recién nacido. En la infancia, comemos dulces y chocolates que nos permiten un estado eufórico, dicen. Cuando uno se enamora, se está drogado por algunas sustancias que libera el cerebro, dicen. En momentos de sumo estrés, o dolor, o felicidad, o placer, otras de estas dichosas sustancias actúan de forma automática. Dicen también que cuando no se muere de forma violenta hay algunas sustancias que, o permiten que el moribundo esté más consciente, o lo contrario, que incluso tenga alucinaciones -especialmente si es una muerte por asfixia, hambre o sed. ¿Qué sucedería si prescindieramos de estas susodichas drogas? Algunos dicen: Sería pase directo a la locura -la paradoja del tratamiento de enfermos mentales entra en acción. No lo soportarías. ¿Qué es entonces lo que podemos soportar sin necesidad de dichas drogas? Tal vez el aburrimiento. Y el ocio, dicen, es la madre de todos los vicios.

24.8.09

Tía no explicada aún

Jamás he querido ser el tipo de feminista que culpe a un hombre por las desgracias de las mujeres, pues, además de otras cosas, eso nos convierte, automáticamente, en víctimas. Sin embargo, únicamente para ejemplificar el comentario, he de decir que me impresiona la forma en que, aproximadamente, 9 de cada 10 mujeres de mi familia viven su soledad o su amargura desde algún punto de desencuentro con un hombre. Y allí están, todas en un cuarto reunidas, hablando cada quien de como le fue en la feria, todas con sus arrugas de alegría y sus ojos cristalinos de nostalgias y desengaños, todas recordando aquella niñez donde se reunían a hacerse diabluras o comer un dulce juntas. ¿Cuándo envejecieron tanto como para dejarse abandonadas en un pasado tan remoto? ¿Será realmente ésa la necesidad de las reuniones familiares, confirmarse su 60 y muchos años en achaques, pero que únicamente reconocen a aquellas adolescentes que cantaban las rancheras como si de verdad hubieran frecuentado las cantinas? Aún no logro entender qué clase de mujer se es cuando se llega a esa vejez que aún no lo es tanto.

17.8.09

Casandra

Y tuve una visión: las palabras, que no las acciones, ni las decisiones tomadas, ni el humo del cigarro, ni mi descuido para cruzar las calles, ni un yunque que cae de un edificio, o un piano, o un helicóptero, ni mi facilidad para contraer enfermedades medievales, ni mi osadía en el mar, o en las calles de esta ciudad por la noche, ni la crisis mundial, me matarán. Eros y Tánatos chocan las palmas de sus manos, victoriosos. [¿qué fue lo que estudiaste, Penélope?]
Fe de erratas: como toda buena visión del futuro, es nebulosa: a veces parece que los silencios que se esconden entre palabra y palabra son la verdadera razón de mi fin. [Ahí si ni como ayudarle, Profra. Montoya].

3.8.09