29.3.08

Prolegómeno a la crisis de los trienta

Todos los hombres que no besé, todas las causas sociales por las que no luché; todos los pequeños pueblos italianos que no visité, todos los conciertos en los que no me quité el sostén, todas las canciones que no compuse, todos los poemas que no aprendí de memoria, todos los discos que no robé; todas las propuestas que rechacé, todas las fiestas a las que no fui, todas las veces que no grité cuando debía, me hacen recordar que, aún adolescente, siempre fui una treintona.