17.2.13

Lección de Lingüística parte I

Hay una estrecha relación entre el lenguaje y el pensamiento. Nadie lo puede negar, a pesar de estar o no de acuerdo con Chomsky. Tan es así que he visto cómo la gente no puede entender que "silla" no es el objeto que se designa con ese nombre. Tan es así que lo que en una mente es una silla, no lo es en otra. Tan es así que cuando alguien dice: "Es que sí sé lo que es, pero no puedo explicarlo con palabras" desconfío de que realmente sepa de lo que habla. Si no se puede poner en palabras, es porque no se tiene claro el concepto. Si las palabras que se usan para explicarlo son erróneas, el concepto muy probablemente también lo sea -o esa persona desdeña las palabras, lo cual ya es un indicio grave de apatía intelectual.
Las palabras repetidas una y otra vez en diferentes contextos -o más grave aún, a diferentes personas- pierden su valor. Es como si usáramos un billete para hacer la misma transacción una y otra vez pero con diferentes mercaderes hasta que el billete desaparece. Es como contar un chiste al mismo receptor varias veces, incluso después de que fue explicado.
Muchos no podemos explicar qué es el amor, qué es dios, justicia, odio, humanidad. Afortunadamente, existe la poesía.
La poesía reacomoda los significados mediante la presentación de los mismos significantes en maneras innovadoras. Los poetas entienden ese misterio. Entienden que los nombres se quedan cortos. Entienden que los nombres no son nada. Que decir te amo te amo te amo no significa nada. Que un poema recitado a una y otra amante pierde valor, y también el recitador. Pierde valor incluso de forma retroactiva. Pero también entienden que hay veces que hay que decir que te amo, te odio, te espero, aléjate, sé mío deben decirse cuando deben decirse, y que si no sé que otra cosa decir es porque ya no tengo nada que decir, o no me queda claro, y mejor no digo nada porque el silencio también significa, pero nadie sabe qué quiere decir, porque no dice nada.
Hay otros lenguajes, hay otros pensamientos. Mucho de lo que nos hace humanos lo gastamos en intentar decir algo. La escritura, por ejemplo. Un gesto heróico. Lo que se sospecha entre líneas. La incertidumbre ante la multiplicidad de interpretaciones nos deja peor que desnudos, totalmente desarmados, vulnerables. Tener la certeza de algunas palabras da la fuerza suficiente para iniciar revoluciones, contraer matrimonio, dejar las drogas, creer en algún dios. Entregarse, pues.