17.8.09

Casandra

Y tuve una visión: las palabras, que no las acciones, ni las decisiones tomadas, ni el humo del cigarro, ni mi descuido para cruzar las calles, ni un yunque que cae de un edificio, o un piano, o un helicóptero, ni mi facilidad para contraer enfermedades medievales, ni mi osadía en el mar, o en las calles de esta ciudad por la noche, ni la crisis mundial, me matarán. Eros y Tánatos chocan las palmas de sus manos, victoriosos. [¿qué fue lo que estudiaste, Penélope?]
Fe de erratas: como toda buena visión del futuro, es nebulosa: a veces parece que los silencios que se esconden entre palabra y palabra son la verdadera razón de mi fin. [Ahí si ni como ayudarle, Profra. Montoya].