23.1.12

La máquina y el instrumento

Mi cuerpo es un reloj impreciso que registra las ausencias. Hoy, por ejemplo, se ha generado un reporte de unos cientos –probablemente miles– de parpadeos entre los que no apareció tu reflejo intermitente en mis pupilas.

Mi cuerpo es un astrolabio miope que mide las cercanías lontanas y el infinito en menos de una cuarta. Por si fuera poco, enmaraña estrellas con destellos de sonrisas.

Mi cuerpo es un anemómetro con complejo de rehilete que lleva una niña corriendo por el parque. Las turbulencias, no obstante, a veces hacen sangrar las rodillas.

Mi cuerpo es una brújula testaruda cuyo norte muchas veces está hacia el sur.

Mi cuerpo es un osciloscopio en cuyos ejes intentó reencarnar Fred Astaire, pero cuyas ondas son la silueta de un mohicano punk.

Mi cuerpo es un luxómetro quisquilloso fotoresistente inadaptable a escalas de luminosidades débiles, porque se descalibra con el aburrimiento y la sordidez.

Mi cuerpo es un sextante místico que confunde el horizonte con la muerte.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta entrada me gusto mucho, me parece irracional y real al mismo tiempo. Saludos, Emi.

Penélope Miranda dijo...

Gracias Emi. Aprecio mucho que me leas y comentes.