6.12.07

Si lo amas... déjalo ir

¿Cuántas veces hemos visto esa mugre frase cursi, cuántas veces la hemos escuchado de güeyes que bien podrían competir con Mariano? Esta semana fui víctima de semejante experiencia: Hace algunos años, tuve la mala idea de prestar un libro a alguien a quien dejé de frecuentar casi de inmediato. El libro significaba muchísimo para mí: lo había comprado con el cambiecito que me quedó de comprar otros tantos libros destinados a las lecturas universitarias; de pura chiripa, encontré en la mejor de las combinaciones posibles a mis dos poetas "acá" (y señalo en mi pecho el lugar donde se supone está el corazón): Leon Felipe traduciendo y parafraseando el Canto a mí mismo de Whitman. Perdido el libro, no quise volver a adquirirlo, pues posteriormente me compré las obras completas de Whitman en inglés y otros libros de LeonFe. Pero esta semana, el libro tan citado, recomendado y perdido regresó a mí, corregido y aumentado, gracias a la diligencia de mi querido Sapo. He vuelto a releer las páginas que tanto he releído, y un poquito más. Nunca he terminado de leer el Canto a mí mismo en ninguna de sus versiones por miedo a que se acabe, se acabe la sorpresa de la primera lectura, se acabe ese poema, se acabe. Definitivamente, si un libro debe ser tuyo, y lo amaste como yo a Whitman y a Leon Felipe, regresará.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sí, cara Penélope, hay libros que aunque se hayan ido, siempre regresan. (Así como te pasó con León Felipe, ocurrió lo mismo en quien escribe con E.M. Cioran, cuando un insólito des(a)tino, le hizo perder un libro suyo, leído y releído hasta el hartazgo. Pero regresó y no sabes de qué forma.) Por ello, comparto tu impresión.

Un abrazo,
Ulises